Tengo las crepúsculos guardados en tus ropas,
la piel resquebrajada por tus caricias,
los ojos huecos
y la mirada bajo tus gafas
la razón perdida por sellar tu piel con mis pestañas,
el olfato hambriento por masticar tu esencia,
mis zapatos rojos
se han olvidado de regresar a mis pies
y desde mayo viven en tu armario
mi corazón está secuestrado en tu cabeza,
y mis labios están enfermos
por no besarte desde la luna pasada.
Eclipsaste mi fuerza con un gesto...
mis sentidos fallan con tu presencia.
No sé hasta donde seguirás robando
de cuerpos ajenos...
Siempre serás la peor enfermedad que he padecido,
sin embargo, estoy ansiosa
por que los zapatos rojos
regresen
a mi armario.
LORENA MIGUÉLEZ CALVO.
De un ritmo acelerado y rápido, las estrofas me hacen navegar en los sentimientos de la protagonista, atrapada por el influjo de un individuo altanero y algo ladrón. Pero la protagonista se dejó voluntariamente sus zapatos rojos, junto con todos sus buenos sentimientos. Decepcionada, quiere volver a tener la pasión, volver a calzarla y volver a sentir.
ResponderEliminarGracias por estos primeros versos leidos, de tremenda fuerza y de esperanza después de la caida.