En el silencio que guardas
en todos los armarios,
tras las camisas rotas y desvalidas
por todos los besos que olvidaste
y que acabaron encarcelados
en tu relicario de desventuras.
En el colchón,
en la calle de siempre ,
en la mesa del salón ,
en nuestro restaurante preferido...
Te dedicas a lanzarme miradas
de odio y de desprecio,
como si saciase tu dolor
y acabase con tu culpa.
Y mientras sigo presa de ti
amándote y odiándote,
sé que niegas que yo fuese la
que te arropaba de besos en tus inviernos .
Te veo por las calles desorientado
alborotando todas tus corbatas
con el carmín de las farolas.
Sigo encarcelada a la escoria de lo que fuimos...
aferrada a lo inexistente
a lo que soñaba que éramos...
olvidando todas las lágrimas,
olvidando todas las mentiras.
Sé que aludo todas las memorias
de todos aquellos días,
en los que profanaste mis labios
con las esquirlas escorias
de tu mercenario historial.
Maníaco de mi dolor y mis defectos ...
jamás volveré a recordar tu pasión llena de mentiras .
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