Un destello alumbra tu boca
y las miradas extrañas
atacan al mirlo con palabras obscenas.
La luna prohíbe mi entrada.
Su piel fina y etérea, merodea en sí.
Cierra su desnudez tras las cortinas,
cada paso certero de nuestros desvaríos
que en un trazo cercan tus sentidos.
Cipreses que desde el minarete
parecen llamarnos entre los susurros
de esta noche tan fría , como inerte.
Búhos que cantan al cuco y no a las 12.
Versos , que como besos,
te quieren pero no te aman.
Nuestros pies descalzos tantean
la humedad de esta medianoche.
Y cuando las aguas de la ribera
se deslizaban entre las orillas,
me escuchaste entre voces.
Mientras tu cordura agonizaba
presa del agua que me asediaba
me atrapé en tus brazos.
Amaneció,y la luz del crepúsculo
acarició altiva mi silencio.
En mi rostro las lágrimas
trazaban los dibujos.
Y el rocío, el testigo de mis heridas,
besó mis manos
y calló, por siempre.
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