domingo, 25 de agosto de 2019

Todos los dias a las 7 y cuarto.



En su piel parapetan mis dientes,
y sus pasos, tan robustos,
son cada vez más extraños.

Los destinos que nos arrullan
mientras me refugio en mi pecho.
El recuerdo me ataca , los hechos.

Esquirlas cubren las vistas,
y mis ojos, ensombrecidos,
son expertos en memorarte.

Universos paralelos tras los espejos,
la decadencia , aterradora,
deshace los deseos.

Las llegadas son siniestras,
porque en las noches
seduce a los transeuntes.

Son eternas las esperas,
mientras caminaba en la oscuridad
de aquellas calles sin aceras.

Bastaron siete segundos
para que los vidrios mordiesen mis encías
y los bancos abanicasen mi tristeza.

¿Cuál fue el cobijo del peligro?
¿Dónde aguardabas esperando ?
¿Y si fuesen escogidos ?
Tus asaltos.

A menos cuarto
nos reímos,
a las siete en punto
nos amamos,
a y cuarto 
tus ojos nunca habían dolido tanto,
y a y media ...

A y media salgo , caigo,
siento que el vacío me atrapa,
y me deja inerte en la calzada.

A las ocho menos cuarto te veo,
huyo de tu sombra y corro hacia ti.

Cicatrices de otras vidas en tu piel.
Atemorizada , quiero descubrirte.
¿ Qué me pasa ? ¿ Qué es esto?

Ansío vernos en las salidas,
¿Escapas de ti o de mi ?

Llegaste, 
y aprendí a verte.
Me miraste,
y olvidé la cordura.

Hoy te veo a las 7 y cuarto,
yaces junto a mí,
y aunque el ruido nos arropa,
el silencio nos invade.

Ahora no vale nada 
que desnudes tu alma,
oírte ya deshizo mis corazas.

Un abismo entre nosotros,
un aliento de locura
que hace tiempo perdimos.

Añoro el terror que sentía,
cuando me besabas y caía
en el precipicio de las nueve.

El tiempo me rasga las heridas,
y duele tanto no verte,
que mi odio escuece.

Tu existencia alarmaba a las masas,
y a mi tu semblante me inquietaba. 

¿Acaso te amaba?
No , nunca, nunca, nunca.

Vuelvo a volver ha perseguirte, 
para ver si te encuentro
entre estos bosques dormidos
para herirnos y robarnos.

Seguirás helando las manos de otras,
dedicando miradas sin discreción;
atracando almas y palabras
que hoy corrompen mi voz .

Todos los días a las siete y cuarto
juego un pulso con el pasado.
Me montó en el metro y no te veo.

Ya no recuerdo las veces 
que te he pensado,
y aunque ya no lo escuches...

Hoy , acabando con toda mi conciencia,
he susurrado un te quiero
que le he dedicado a tu ausencia.
Me he dado cuenta de que nos amábamos.

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